Buenas prácticas, buena leche
La producción nacional de leche de bovino prevista para este año es de 12 mil 842 millones de litros, lo que representa un aumento de 3.2 por ciento en comparación con 2020.
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Buenas prácticas, buena leche
Asimismo, considerando que la leche bovina forma parte importante en la dieta integral alimenticia del mexicano, es necesario implementar Buenas Prácticas en las unidades de producción, con la finalidad de obtener un producto inocuo; asegurando que la leche satisfaga las expectativas tanto de los consumidores como de la industria alimentaria.
Por ello, las buenas prácticas para la producción de leche de calidad comienzan con una higiénica y correcta extracción de la leche, que mantendrá en estricto cuidado todos los procedimientos encaminados a evitar y/o reducir su contaminación hasta llegar al lugar de su almacenamiento.
Cabe resaltar que en las unidades de producción la contaminación puede presentarse en equipo, instalaciones y manejo; por lo que es sumamente necesario implementar acciones estrictas de control, limpieza y sanitización.
El más grande de los problemas que se presentan es la mastitis bovina, enfermedad infectocontagiosa de la glándula mamaria, que se produce como respuesta a la invasión de diferentes tipos de bacterias, micoplasmas, hongos, levaduras y hasta algunos virus. La mastitis implica la disminución o el cese de la actividad sintética y secretoria de leche, con la consiguiente pérdida en producción y calidad.
Buenas prácticas, buena leche
En ese sentido, el desarrollo de los sistemas y esquemas de producción ha llevado a establecer medidas que permiten disminuir los riesgos de contaminación, y ante la exigencia del consumidor respecto a estándares de calidad e inocuidad, tenemos, por ejemplo, que anteriormente no se tenía un control en el uso de biológicos, antibióticos, hormonas ni aditivos alimenticios, representando un riesgo importante a la salud del consumidor.
En México, los productores de ganado bovino de leche, están interesados en asegurar que sus prácticas de producción no representen riesgos para la salud pública y que cumplan con sus expectativas; por esto el productor hace patente el interés en obtener productos sanos y de calidad, y sus procesos en la producción están centrados en lograr productos en armonía con las Buenas Prácticas en calidad de producción de leche.